Las iluminaciones de los libros de coro de la catedral del obispado de la Nueva Vizcaya, 1730-1796
Resumen
La catedral de Durango, -sede de uno de los obispados más grandes de la Nueva España, al experimentar una prosperidad económica que comenzó desde finales del siglo XVII y que perduró casi toda la centuria siguiente- no atrasó más el proceso de consolidación y progreso de su Capilla de Música, así como, del equipamiento necesario para las ceremonias que se llevaban a cabo en uno de los recintos más importantes dentro de la vida interna del templo, el reciento coral. En este sentido, comenzó a adquirir libros corales desde principios del siglo XVIII, enviados por los maestros copistas expertos en la materia radicados en la Ciudad de México, así como aquellos que a finales de esta centuria se hicieron y compilaron en la localidad por algunos músicos.